miércoles, 25 de abril de 2012

 Un día mas, estoy cansado, me sentí tan mal, la extrañe hoy, no se si a ella o al escape que me daba, es tan raro pasar de todo eso que me distraía y me ponía contento, a hablar dos segundos y saludarnos como conocidos, quise llorar todo el día, no se porque, no había una razón concreta, solo me dieron ganas de llorar, no se si por ella, o por todos los que están enojados conmigo, cuando quise llorar me di cuenta que no tenía con quien, cuando le dije de hablar al turko me dijo que no podía, cuando llame a nico se fue arriba, me sentí tan mal, fui al trabajo solo, me canse de pedir que me acompañen, tarde mucho en llegar, estaba absolutamente frustrado, cuando por fin termine de trabajar y ya estaba en el segundo micro y se rompió, todo un día malo, llegue a casa, y estaba bastante bien la cosa, hasta que llego mi hermano, como siempre empezaron los gritos y discusiones y me metieron a mi, estoy cansado, ya no se que hacer, no tengo un segundo para mi, no puedo dibujar, termino no haciendo nada en clase por descansar un poco, tengo muchas faltas acumuladas, tengo miedo de quedar libre, pero necesito faltar algunas veces, necesito dormir un poco, y también tener un rato para mi, me dan mal humores y bajones y falto, solo para calmarme, pero nunca dura mucho. Necesito volver a la casa que si era mi casa, a mis papas juntos, a no entender nada y sonreír, sonreír igual que siempre, pero que sea de verdad y no solo por no preocupar a los demás, estoy tan cansado de sonreír, se que todos me conocen como el que siempre esta feliz y escuchando, pero a veces necesito un poco de ayuda yo, y nadie parece darse cuenta. Me siento tan patético, la extraño, me extraño, no entiendo nada. Chau
Bueno, esto lo escribí en taller de producción escrita, tenía que pasarlo a computadora y dado que el word no funciona en estas queridas netbooks no tengo otra opción que subirlo acá, dado que es la única forma de que se corrijan las faltas. Como última aclaración la temática que nos dieron, era la aparición de un guanaco, así de normal como suena, bueno ahí les va: 
"La pelota voló afuera de la cancha, se escucho un grito , -Nuestra!. Sacaban los de rojo, los chicos se movieron rápido por la cancha, o al menos todo lo que se podía, el estar entre edificios y monoblocks no ayudaba mucho a la movilidad. Un centro que se desvió y las caras de todos mirando como la pelota se iba de techo en techo, enseguida, todas las caras dieron en el mismo blanco, Gaston,  un chico petizo y flacucho, de pelos amarillos y una tez blanca como el papel. El chico no espero a que le dijeran algo, en cuestión de segundos se subió a uno de los techos y así fue saltando de casa en casa, hasta perderse de la vista de los chicos .
 Pasaron diez minutos de espera y nada pasaba, de repente, se escuchó un grito y apareció Gaston de un salto, por el mismo techo que se había ido. Fue increíble ver como su cara estaba mas blanca de lo normal y ni hablar de lo acelerado que tenía el corazón, por poco podíamos escucharla a distancia. Largo un par de balbuceos y palabras sueltas.
 - Un, un, un monstruo. El resto de los chicos reaccionaron mal.
 - Claro, con tal de no hacerte cargo de que perdiste la pelota cualquier cosa.
 - De verdad, era toda una cosa gris y peluda. Dijo recuperando el aliento.
 - ¿Si che? ¿ También escupía fuego? Pelotudo.
 - Vengan se los muestro. 
 La mayoría de los chicos se fueron a sus casas, pero Hernan, el dueño de la pelota, Franco y Gabriel decidieron seguir  Gaston, ya sea por aburrimiento, curiosidad, o por el simple hecho de no perder una pelota.
 Fueron rápido y a los saltos, de cielo raso a tejas y balcones, hasta que llegaron a una medianera negra y vieron sorprendidos a un animal cubierto de pelo color gris y abajo de él, la pelota perdida.
 - Nunca vi algo así. Dijo Hernan.
 - Es una especie de jirafa enana y peluda. Dijo Gabriel.
 - Y con pezuñas de burro, toda una mutación. Terminó Gaston.
 Era un guanaco, pero claro, como iban ellos a saber, si eran un par de pibes que solo conocían el cemento y el asfalto.
 - Bajemos. Dijo Gabriel.
 - ¿Estás loco?. Respondieron los otros tres a coro.
 - ¿Por qué no? ¿Nos va a escupir fuego?. Les respondió riéndose y con sarcasmo.
 - Baja vos primero entonces. Ordenó Gaston.
 - Esta bien. Respondió mientras saltaba la medianera con timidez.
 Enseguida estaba a unos centímetros del animal, a punto de tocarlo.
 - ¿Qué haces?. Dijeron asustados. 
 - No pasa nada. Exclamo con tono canchero.
 Lo último que sé, es que Gabriel llegó a sentir lo suave que era el pelaje del animal y lo olorosa que era la masa pegajosa que el animal le lanzó al verlo. 
 Nadie supo dar muchas explicaciones ese día, ni los vecinos sobre los golpes en sus techos, ni Hernan sobre su pelota y menos la madre de Gabriel cuando lo vio venir corriendo con la cara cubierta de saliva, barro y restos de pasto que tapaban todos sus orificios."

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